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Ropa ecológica: ¿es posible estar a la moda y ser amigable con el medioambiente?

La presión de grupos ambientalistas y animalistas ha propiciado un cambio para que se produzcan textiles más sostenibles

Foto: Pixabay
Por Irene Sarabia, Huella Zero

 

La moda es una de las principales industrias que mueve el mundo y, tristemente, una de las más contaminantes.

Un informe de la Agencia Europea del Medioambiente calcula que la industria de la producción de textiles es responsable de 10% de las emisiones mundiales de carbono, fue la tercera fuente de degradación del agua y del uso del suelo en 2020; y es responsable de aproximadamente 20% de la contaminación mundial de agua potable.

Por si fuera poco, la moda no solo contamina más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados, sino que también tiene tasas muy bajas de reciclaje: solo 1% de la ropa usada se recicla para hacer ropa nueva.

Se calcula que cada año se desechan 92 millones de toneladas de tejidos y ropa, muchos de los cuales forman auténticas montañas de tela en países en desarrollo como Chile y Ghana. El poliéster y el algodón representan casi 80% de la producción mundial de fibras, y la ropa suele estar recubierta o tejida con derivados del plástico y es casi imposible que se descomponga de forma natural, reseña un trabajo de investigación de Inside Climate News.

No obstante, hay un faro de luz en medio del mar de ropa que deja tras de sí el fast fashion. En la actualidad un grupo pequeño de empresas y startups desarrollan y venden materiales hechos a partir de unas células vivas que se encuentran en hongos y que producen un material muy similar al cuero.

La ropa sostenible es una realidad

El micelio, por ejemplo, es una célula viva que proviene de un hongo con forma de hilo, parecido a las redes neuronales, que abunda bajo nuestros suelos y que algunas compañías están usando.

Otras empresas experimentan con fibras de piel de naranja, algas y piel de pez león invasor para desarrollar tejidos con los que hacer frente al gigantesco problema de los residuos de la industria de la moda.

La presión de grupos ambientalistas y animalistas ha generado un cambio para que se produzcan textiles más sostenibles y ha impulsado a empresas y startups a explorar nuevos tipos de materiales, como los hongos, que tienen una menor huella ambiental.

MycoWorks, una empresa de biotecnología con sede en Emeryville, California, produce textiles similares al cuero a partir del micelio.

Los trabajadores colocan en una gran fábrica “bandejas tipo lasaña” de micelio en fermentación, según explicó a National Geographic el fundador de la empresa, Phil Ross. Allí, las células se alimentan de residuos agrícolas y se incuban, hasta que se pelan, moldean, procesan y curten en un tejido similar al cuero.

Otros procesos pueden crear materiales de aspecto similar utilizando cáscaras de cítricos o cactus. Sin embargo, estos “cueros veganos” no siempre son totalmente ecológicos, porque muchos están sellados con una capa de plástico llamada poliuretano, reseñó The Guardian.

Grandes marcas se han sumado, pero con timidez

En 2021, las marcas Stella McCartney, Hermès y Adidas se unieron a la tendencia verde y lanzaron líneas con productos que iban desde los zapatos hasta los bolsos fabricados con telas hechas a partir de hongos.

Pero por el momento, “hay mucho interés, diría yo, más que aceptación”, le dijo Monica Buchan-Ng, responsable de intercambio de conocimientos del Centre for Sustainable Fashion, con sede en el London College of Fashion, a Climate Inside News.

Monica Buchan-Ng explicó que aunque las marcas están dispuestas a invertir en un proyecto ecológico, no están preparadas para gastar millones en una solución única.

La ropa ecológica es un asunto de dinero

La falta de inversión es otro de los amplios desafíos que enfrentan las empresas que producen textiles ecológicos. Renewcell, una startup que pretendía convertir la ropa vieja en pulpa para nuevos materiales, tuvo que cerrar debido a la falta de dinero.

También le pasó lo mismo a Bolt Threads, quien anunció el año pasado que interrumpió la producción de su piel de champiñón, Mylo.

“No somos inmunes a las mismas presiones macroeconómicas a las que se enfrenta todo el mundo, así que hemos puesto Mylo en pausa para reevaluar lo que funciona y lo que funcionará en el futuro”, declaró a Vogue Business Dan Widmaier, CEO de Bolt Threads.

El ejecutivo le dijo a la revista que la recaudación de fondos para el desarrollo de nuevos materiales sostenibles es difícil porque han destinado más dinero a la inteligencia artificial en el espacio de la moda.

Bolt Threads espera reanudar algún día su línea de producción de setas. Mientras tanto, MycoWorks anunció en enero que sus primeras 1,000 láminas de micelio fino se dirigían a la producción, y varias otras empresas han recibido millones de dólares en financiación inicial para continuar el desarrollo de sus propios tejidos de base biológica.

“Creo sinceramente que la mejor solución no es la más fácil, porque es la que exige que estas grandes empresas de la moda ganen mucho menos dinero. Se trata simplemente de fabricar menos cosas, pagar más por ellas y cuidar lo que tenemos”, explicó Buchan-Ng.

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